25 noviembre 2010

Oh catedral, mi Catedral

Catedral de Santiago, Chile

 Cuántas veces he visto tu fachada
descansando en la esquina norponiente de la Plaza de Armas
y una parte de ti se ha quedado en mi pasos 
con una señal de la cruz guadada en mi pecho,
para saludar a mi Señor que me está esperando en su casa.

De pequeña, te veías imponente de la mano de mi madre
incansable encontrando miles de detalles en tus pisos y paredes,
de mayor aún me gusta tu altar, tu ambón y su escalera,
santos, santas en pasillos y la fuente de agua bendita en la puerta,
siempre cálida esperando acogerme en mis penas y alegrías.

Acostumbrada a verte de pasada con la prisa de mis diligencias,
me he llevado una sorpresa al redescubrirte engalanada
en una noche de luna entre luces, luceros y rezos dormidos.
Este año has sentido el ruego de tu país envuelto en tragedias,
pero también has celebrado con bendiciones su aniversario.

¡Oh catedral, mi Catedral!
qué hermoso ha sido verte asi en este bicentenario.
 
Escrito por: Pau, La voz de una Gata
  Imagen: Catedral de Santiago, Chile.
Tomada con mi celular sony w580i

19 noviembre 2010

Microrelato: Mulato Diagon

Mulato Diagon


Mi amor me miró con cara de complicidad sabiendo que la mente de su gata algo imaginaba, no pude evitar preguntar: 

- ¿Estará Harry comprando su varita mágica o encontrándose con Hagrid y su buho (Hedwig) que le regaló por su cumpleaños?.  

- El se dio vuelta, vio el lugar y sonrió.  

Estabamos en El callejón Diagon. 
 
Escrito por: Pau, La voz de una Gata
Imagen: Tomada con mi celular w580i

Pd: La foto es una parte de la plaza Mulato Gil de Castro.  Junto con ella nació el post Mulato Diagon de mi guchuna, me gusta traer estos microrelatos junto al mar en mi balcón, ya que la magia está en creer. 

11 noviembre 2010

Matías Cousiño en febrero

Matías Cousiño

Te puedo decir que soy una calle pequeña, una callejuela no muy larga, pero si muy concurrida. La gente no para de circular: están los que trabajan en mis oficinas o en sus departamentos no sé, aveces no hay diferencia. Los que entran y salen del banco se mezclan con las camionetas de los suplementeros que preparan los diarios para repartirlos en el turno de la tarde y los fanáticos de las carreras buscando encontrar su suerte apostando en el Teletrack. Están los que van en busca de algún artículo de la librería o un trámite en la notaría siempre tentados por vendedores ambulantes con viejos cachibaches y novedades en una de sus veredas. Hay algunos que son indiferentes se toman un helado en la gelateria de la esquina o un café en la cafetería pero ni se preocupan de mi, solo soy una referencia: para llegar al metro que está cruzando la calle en el pasaje que es una contnuación mía, para ver la galería que hay más allá, la iglesia cercana o alguna calle principal del centro de Santiago. Mejor me quedo con esos transeúntes que - aún en medio de sus preocupaciones - me quedan mirando más tiempo, atrapados en la vitrina de la tienda de antigüedades, ya sea porque venían por un regalo en especial o quizás, la casualidad dejó sus pupilas quietas en un objeto que les llamó la atención y como saben que volverán se van sonriendo, sin darse cuenta que lo hacen junto conmigo que los observo silencioso.
Aveces me pongo a pensar que hay miles de calles que han perdido su historia vistiéndose de modernidad para no ser olvidadas, otras como yo, aún buscamos atraer a sus visitantes con un eco del pasado en nuestros rincones. Si fuera una tarde de invierno, me reconocerías porque siempre hay una fila casi interminable de motos esperando a sus dueños ocupando toda la cuadra, pero es febrero y la gente que deambula habitualmente por aqui está lejos, de vacaciones buscando el sol en las playas el esperado descanso para recuperarse del año. Mientras tanto yo me quedo solo con ese mismo sol, pero con cara de ciudad que comienza a esconderse y termina acompañando mi vieja arquitectura. 
Si alguna vez deseas encontrarme, mi nombre es Matías Cousiño.
 
 
Escrito por: Pau, La voz de una Gata
  Imagen: Tomada con mi celu Sony w580i
guardada en mi Flickr y hoy compartida aqui ^^

05 noviembre 2010

Descubriendo mi sol

Descubriendo mi sol

Cuando el corazón se olvida de la razón, los sentimientos pueden convertirse en un suave rocío de primavera o un temporal de viento y lluvia en invierno. Es como una bola de nieve que crece sin retroceso, arrastrando todas las emociones en su paso: alegrías, tristezas, miedos, preocupaciones y un incontable de ilusiones que nos hacen soñar hasta los imposibles. Pero, ¿qué pasa cuando en medio de todo ese alboroto te das cuenta que no fueron innumerables las razones que nos llevaron hasta ese punto y que después de todo es solo una, que con su fuerza incontrolable nos hizo y deshizo, nos aceleró y paralizó al mismo tiempo? Lo sabes - lo sé - hoy me atrevo a hablar del amor. Mi libro sobre él es pequeño, pero con historias que dejaron vivencias cargadas de recuerdos buenos y malos que me enseñaron a buscar lo que quería para mi, no era nada del otro mundo, pero las pistas hasta ese instante encontradas en nada vislumbraban que ese sol algún día brillaría para mi. En medio de mis silencios cerré capítulos, curé mis heridas y en el proceso oculté mis esperanzas de su rayos de luz y me puse lejos de su calor para que no me quemara de nuevo.

Siempre he sentido que en este corazón, hay latidos que se escuchan como si una gata suavemente maullara y es tan intenso su palpitar, que sus ronroneos son parte de mis respiros. Y es estando con esa parte de mi, la que me cobija cada noche junto a la luna para buscar la calma en medio de mis soledades, que una noche de verano con pocos caracteres  y sin grandes aspavientos, llegó de la mano de un corazón que deseaba lo mismo que yo. Como si fuera el mismo sol envolviéndome con su transparencia, pude sentir su calidez. Sin dejar de estar con los pies bien puestos en la tierra, los "nunca" comenzaron a llenar mis ausencias. Instancias que para alguien que conoce el amor son habituales, para mi eran una nueva estrella fugaz en mi propio cielo: una mirada silcenciosa, una palabra en el momento justo, un abrazo sincero, una dulce caricia, una caminata en el parque, una rosa en mi cumpleaños que se seca en uno de mis libros y una de papel como en el que escribo mis lineas ahora y tantos, tantos nuevos momentos y recuerdos que hacen inmensamente feliz a  la niña, la gata y la mujer que soy y que habita en mi.

El dicho dice - es mejor amar y haber perdido que nunca haber amado -  con todo lo que he vivido hasta ahora desde que conocí al dueño de mis suspiros, me pregunto: ¿conocía realmente el amor?... la respuesta es no, es en brazos de mi tigre naciente del sol que a cada instante recién estoy descubriéndolo, y me gusta que sea a su lado.

 
Escrito por: Pau, La voz de una Gata
  Imagen: Google
El balcón de mis ojos de Gata© 2008-2011

Todos los derechos reservados Safe Creative #0904113036164

 
©Suzanne Woolcott sw3740 Tema diseñado por: compartidisimo