Un angel entre la multitud

Cuando iba en el metro para hacer varios trámites de la oficina, una señora comenzó a llorar deseperadamente, no sabía lo que pasaba, desde mi lugar parecía como si le hubieran dado una mala noticia y pensé hay cosas que no se pueden decir por celular. Pero parecía más grave, la gente de su alrededor comenzó  a decir que bajara en la estación que nos detuvimos para que la ayudaran.

Era la misma estación que me tocaba a mi, estabamos en Pedro de Valdivia. Bajó por la puerta que sigue, llorando desconsolada diciendo: "mi chiquito", a su lado otra señora llevaba a un niño como de 3 años, por lo visto era el hijo de ella con los ojos quietos, inmóvil. Al acercarme le dije que estaba el Hospital Calvo Mackenna cerca - ibamos para allá cuando el niño dejó de respirar - me respondió con tristeza. Y mientras ella que intentaba darle respiración ya que su madre estaba choqueada, corrí a buscar el guardia mientras gritaba junto con otra persona en la estación si había un médico.

La hora pasaba y antes que cerraran los bancos me tuve que ir. Ahora que tengo la real posibilidad de formar una familia y aveces hasta bromeamos con la idea de tener un gatito o una gatita, la impresión fue mayor, sólo la voz de mi amor al teléfono calmó mi preocupación.

Cuando ya estaba en mi oficina luego de realizar todo lo pendiente, aún tenía en mi mente a ese pequeñito, mi fe preguntaba desde el interior si habrá sido ver en medio de la multitud, un angelito recuperando sus alas para volver al cielo mientras meditaba con el corazón chico... el hospital estaba en la estación que seguía y quizás no tuvo fuerzas para llegar y seguir viviendo.

Escrito por: Pau, La voz de una Gata
  Imagen: Del album Recuerdos de aquellos días 
de Bolsanegra Blogs

Seis meses con mi Goffys

Cuando estamos separados... estamos juntos,
cuando estamos juntos... estamos unidos,
cuando estamos unidos... nos fundimos.

Escrito por: Pau, La voz de una Gata
  Imagen: El regalo que mi amor me envió a mi oficina ^_^

Mis botas rojas

Mi mamá me regaló unas botas rojas. Cuando me las pongo, me siento como Caperucita Roja visitando a su abuelita esperando escontrar al lobo en un paradero o la ayudante de Santa o el Viejito pascuero volando por el cielo entregando regalos de navidad  en su trineo. 
Cuando más me gusta usarlas, es para ir a trabajar. Aveces despiertas con la sensación de no querer levantarte ya que como toda ley de Murphy que se cumple, es uno de esos horribles #odioloslunes, el frío llena el espacio que usas en estos meses de invierno y la rutina aletarga aún más el regreso. Es entonces cuando imagino que estoy en cuidad Esmeralda al centro del país de Oz y tal como lo hizo Dorothy con Toto en sus brazos y sus zapatos de charol, miro mis pompones, cierro mis ojos y golpeo mis talones tres veces diciendo: "Quiero ir a casa, quiero ir a casa, quiero ir a casa" así la hora se pasa rapidito.
Lo dije una vez y lo sigo creyendo: La magia está en creer.

Escrito por: Pau, La voz de una Gata
Imagen: Mis pies ^_^